martes, 25 de octubre de 2011

MI VIDA CON CHE

Che estuvo conmigo 16 años y 10 meses. Llegó a mi vida cuando era un gatito bebé de dos meses. Yo vivía en la ciudad de México y viajaba a San Luis Potosí cada semana por motivos de salud de mi madre. Che iba en el automóvil conmigo cada fin de semana; era un viaje de 4 horas. Así se acostumbró a viajar a donde yo iba.

En aquel entonces estaba yo casada y después me separé y solo Che se quedó junto a mí. Siempre consolándome con sus caricias en mi cara al dormir y al despertar, y con el clásico ronroneo al dormir siempre junto a mí, como diciendo "no estás sola, me tienes a mí", y así era.

Pasamos unos años maravillosos, cambiándonos de casa y algunas veces hasta de ciudad, y él siempre conmigo. Siempre fue muy sano, feliz y sinceramente consentido. Cuando yo salía a trabajar se quedaba en casa y veía la televisión. Yo la dejaba prendida para él... Y cuando oía mis pasos y el ruido de la llave salía a recibirme y a sobarse contra mis piernas.

Estuvo conmigo cuando perdí a mi madre y mis hermanos. Siempre sabía si yo estaba triste o contenta y compartía mis sentimientos... No se separaba de mí ni para comer. Vivimos unos años extraordinarios. Mis hijas lo amaban profundamente y la gente que lo conoció también.

En diciembre del 2010 fuimos en avión a Philadelfia a pasar las Navidades con mi hija y allá enfermó de las vías respiratorias. El doctor dijo que no tenia remedio... Nosotros lo cuidamos y yo hablé con él. Le dije que regresaríamos a nuestra casa a México y que ya no íbamos a viajar, que ya estábamos grandes y cansados, que me diera algo de tiempo.

Volamos de Philadelfia a Houston y de Houston fuimos a San Luis en coche (son 14 horas de viaje). Ya lo habíamos hecho en otras ocasiones haciendo escala en algún hotel para descansar y habíamos sido muy felices.

Llegó algo cansado y estuvo sin comer dos o tres días, y luego mejoró a finales de febrero de 2011. El 21 de marzo por fin llegamos a nuestra casa y tuvimos una vida linda y llena de amor tanto de mi parte como de la de él. Ahora hacía lo que quería; salíamos a pasear en las noches, que era lo que a él le encantaba...

El 1 de junio comenzó a dejar de comer. Lo llevé al médico y dijo que su hígado y riñones no estaban funcionando. Después de hacerle unos analisis de sangre dijo que lo dormiría y yo dije que Che se merecía otra oportunidad...

Lo estuvimos cuidando de día y de noche mi nieto y yo, dándole de comer y beber con jeringa, hasta que el lunes 6 de junio mi Che amaneció muy mal. Estaba muy cansado y no podía más. Yo sentí que él había cumplido conmigo con todo el amor que me dio y yo le debía una... Agonizaba y el médico me explicó que podía durar sufriendo así 2 o 3 días. Con el dolor de mi alma lo llevé, lo durmieron y se fue en mis brazos.

No pude asistir a su cremación, pero Che está aquí conmigo en mi casa y su presencia y todo el amor que me dio están en mi corazón.

No sé si alguna vez pueda tener otro gatito. Me gustaría porque amo la prestancia y la dignidad de los felinos, pero el lugar de Che nadie podrá ocuparlo.

Gracias por leer nuestra historia, escrita con las lágrimas y el vacío del alma que dejó en mí... Mi querido y amado compañero, el CHE.

No hay comentarios:

Publicar un comentario